El mirlo, jugando al escondite, el cuco y el.gorrión mendigo
Todo comienza una mañana
muy temprano en la cual iba acompañando
a mi niña al colegio,
ya hace unos pocos años,
en que después de dejarla
en las proximidades del colegio,
me fui a dar un paseo ,
y al finalizarlo,
cuando yo me estaba acerando
a las proximidades
del Parque de los Juncos,
observe que en uno de los jardines,
había un mirlo,
descansando,
pensé, :-mira que bien ,
al final podré sacarle
una foto una avecilla!,
pero el mirlo
que se ve que estaba
atento,
al verme con la cámara
enfocando
hacia el,
se puso ha dar
pequeños brincos,
yo quieta, con la cámara
en mano,
hacia abajo,
estaba a la espera,
de que se parase
a descansar,
para poderle
fotografiar,
cuando vi que podia,
cogía
la cámara en mano
y lo volvía a enfocar,
él muy avispado,
volvió a dar pequeños
brincos,
así tres veces estuvimos,
yo enfocando
y él brincando
hasta que se llego
a esconder
tras n montículo,
de dicho jardín,
yo desistí
de mis intentos,
pues tenía
que realizar
la compra
y terminar las tareas
de la casa.
Pero cuando
ya había recorrido
un trecho,
hallé como a dos o tres metros,
creo que era una paloma,
y me dispuse a fotografiarla,
diciéndome:"al final conseguí
fotografiar a una avecilla
torcaz".
Trasurtidos
unos años,
quizás dos, tres, cuatro,
cinco o algún que otro.más,
habido mañanas,
que a primera hora
de la mañana,
cuando ha empezado
ha salir el sol,
hallandome en el comedor,
siempre solía oir
el canto de un CUCO
que se encontraba
en el parque,
de las cercanías
de mi casa,
recordándome,
las estancias de verano,
en casa de na prima mía,
de Galicia.
Pasado bastante tiempo
de esa otra historia,
últimamente,
hace ya un año,
que todos los medio días,
cuando estoy realizando
la comida,
oigo el trino de un gorrión,
como pidiendo de comer,
primero se ponía en el pollete
del balcón ,
Luego viendo que nadie le espantaba,
ni le decía nada,
fue cogiendo confianza,
el primer día que lo escuche
y observe,
fui a por la cámara,
para fotografiarlo,
así dos días,
pero cuando llegué
a la cocina,
ya no estaba,
así que volví
a desistir
del intento.
Pero él seguía
día tras día
acudiendo a mi casa,
primero llamando
desde el pollete del balcón,
cuando cogía
mas confianza,
paso a pasearse
con sus brincos,
por la galería,
y cuanto más transcurrían
los días,
él iba cogiendo
mas confianza,
y se adentraba
hasta la mitad
de la cocina,
con la mirada
hacia el comedor
y trinando,
como si estuviese
preguntando,
¡¿que si podía pasar
y si le podíamos
dar de comer.
Al cabo.de unos días,
ya venia
con otro gorrión,
que su compañero/a,
por prudencia
se quedaba apollado
en el pollete,
mientras que mi pequeño gorrión
se adentrabá en la casa,;
el día que se adentró
hasta la cocina,
me levante del sillón
y sin llegar a acercarme
a la puerta,
nada mas mirar
hacia la cocina,
él salió hacia el balcón
y de allí salió
volando por donde entro,
todavía sigue viniendo
y trinando,
pero ya desde la galería
y acompañado de su pareja
o de otro gorrión.
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