EL AUTOBUS CON RUMBO DESCONOCIDO::CAROLINA TRAS LA VENTANA: EL VERANO DE CAROLINA 2014
Ha llegado el mes de julio y
Carol está aprovechando todos los días, que va a ver a su padre y disfruta de
estar con él, pues cuando llegue el
final del mismo mes, su padre y su hermana se van a Galicia.
Ahora es el mes de agosto, su
padre y su hermana ya no están, están en tierras gallegas. Cuando ella va ahora
un día a la semana a ver cómo están las cosas, trata de estar el menor tiempo
posible, ya que cuando está en ella, le vienen los recuerdos, de los días en
que ella iba a verlo, que sentados los dos hablaban, veían la tele, y comían un helado, otros días su progenitor
se ponía hacer crucigramas, en este momento si cierra los ojos, es como si lo
estuviera viendo, pero trato de pensar, que tengo que seguir adelante. Que
ellos van a volver,
Que disfruten, que se lo
merecen, por lo buenos que son, y sobre todo por todo lo que lucho con la
enfermedad de mi madre.
A Carolina, no le hacen más que
ir y venir los recuerdos. La madrugada del lunes fue horrible, por llamarla de
alguna forma, a las tres se le empezó hacer efecto la vacuna, tapándosele la
nariz, se sentó en la cama durante una hora con los ojos cerrados, para
relajarse y no ponerse nerviosa, hasta que se le destapase, para luego poder
dormir, en ese tiempo es cuando le invadieron los pensamientos y los recuerdos,
de cuando iba a casa de su padre, y los pensamientos de lo que haría cuando no
estuviese su princesa, para que la llegada del viernes no se le hiciera eterna.
Pensó en que por el mes de octubre se pondría a ordenar sus cosas que tiene en
el armario, acto seguido le vinieron los
recuerdos y la imagen de su princesita, de cuando era pequeña hasta
ahora, de cuando se ponían a jugar en la cama por las tardes, después de
terminar de limpiar la cocina, de cuando tenía meses, y por primavera, la
echaba encima de su cama, con los pantis puestos, para que le diera el sol en
sus piernecitas, y en el verano, hacia la misma operación, pero con sus
piernecitas al aire.
Después de la llegada del viaje de estudios, que llego
súper cansada, por los madrugones, pues para desayunar tenían que levantarse a
las siete de la madrugada, y cuando terminaban, preparados para caminar y
recorrer sitios; se echaba en la cama para descansar, y su madre solo tenía
ganas de terminar de limpiar la cocina para ponerse con ella a su lado, ya que
la estancia de su niña en Roma, los diez días que estuvo, se le hicieron
eternos; solo de pensar que aunque sean cinco días los que va a estar sin ella,
se le van hacer eternos y la va a echar mucho de menos, cambio el pensamiento y
se le ocurrido en ponerse a escribir todo lo que le pasaba en ese momento por
la cabeza.
Se levantó de la cama, cogió una
libreta y el bolígrafo y se puso a redactar todos esos sentimientos y los de
cuando iba a la casa de su padre para estar con él y que no estuviese solo, iba
anotando, cuando se sentaban viendo la tele, comiendo un cucurucho de helado
una vez llegado el verano, y los meses anteriores, bien viendo la tele,
haciendo su progenitor crucigramas, hablaban, y así se le pasaba la tarde.
Ahora cuando va a la casa de su
padre, trata de estar el tiempo justo, para evitar el llorar.
………
LOS VERANOS
DESDE 2008 HASTA
EL 2014
Los cinco veranos últimos que
paso en su casita de la playa, no fueron muy bien avenidos.., , ya que nada más
estar el primer día de todos los veranos, y casi hasta el final su suegra no
hacía más que decir, “que ella no quería ir a la playa, pero que se sacrificaba
por la niña,” y así día sí y día no, hasta el final del verano. Y una semana antes de partir, parecía que su
suegra estaba deshojando una margarita, pues un día decía que si quería ir y al
día siguiente decía lo contrario, y se tiraba siete noches antes de irnos, sin
dormir y llorando como los niños pequeños, porque no quería ir, eso le oyó
comentarle a su marido el segundo día de estar en la playa.
Y no era sólo con esa frase, sino que con lo
de ver y no ver, que había mucha luz y que le molestaba en los ojos, venga
bajar las persianas, hasta la mitad para
que no le molestara la luz; que si la ansiedad de las madrugadas, porque no
veía bien; “que por que mi madre compro ese piso, y que no pensó en el día de
mañana,(mira ella, sí que no pensó en el
mañana con los ojos, cuando el oftalmólogo le comento que se echara
metódicamente las gotas de la tensión en los ojos, que era muy importante, ella
siempre iba a su comodidad, se las echaba a destiempo, o bien no se las echaba
por la mañana porque veía bien, luego la
de las noche si se las echaba, y luego al cabo de unos años, cuando ya no veía
tan claro, a veces cuando se las echaba, no calculaba bien y entonces se le
caían fuera del ojo.
En la playa, ya teníamos que turnarnos para
salir, y muy pocas veces salíamos los tres juntos, para dar una vuelta en bici
hasta la Manga, o caminando hasta mar de Cristal, otras veces, los primeros veranos de tenerla,
cogíamos la bici y nos íbamos casi hasta
los alcázares, otras veces sólo hasta los nietos, fueron avanzando los años, y ya no era lo mismo,
pues al ir ya con ansiedad doña desesperanza, ya nos teníamos que quedar uno
con ella, para que estuviese tranquila, mi marido apenas bajaba a la playa a
bañarse, de un mes, tan sólo se bañaba cinco días, y ninguno disfrutaba de un
verdadero verano.
Recuerdo los dos veranos últimos, el penúltimo, ya nada más estar en la
casa de la playa, doña abuela, ya empezó con su frase de siempre, mi princesita
rompió a llorar, diciendo que ya estaba bien, que ella que, que no pudo
disfrutar de su madre en los veranos, por culpa de la enfermedad de su otra
abuela, y ahora que podía ya no podía disfrutar, y que no decía nada, entonces
, Esperanza se calló.
Pero las frases se volvían a
repetir, un día sí y otro no.
Al verano siguiente, en 2013,
otra vez la misma cantinela, el primer día, ya mi niña cansada de oír la frase
año tras año, y de no poder disfrutar el primer día de tranquilidad y
felicidad, enfadada dijo:” que ya estaba bien siempre la misma frase”, y doña
desesperanza comentó:” mira cómo se enfada la niña”, con una sonrisa como burlona, recordándome al maestro de
contabilidad que tuve.
Ahora pensándolo bien, me digo
que buscando algo para entretenerme, aunque añorando mi casa de la playa, al
menos no la echo tanto de menos, y viendo que mi niña hay días que sale con sus
amigas, ya no se aburre ella. Mi princesa ya hará unos seis años ya comento que
a ella le daba igual no ir a la playa, puesto que
aquí tiene a sus amigas y sale con ellas.
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