Historia de Mallorca
Historia
Introducción.
En este sitio web, podrás ver los distintos tipos de monumentos a lo largo de la prehistoria y protohistoria de Mallorca y Menorca. En general, la prehistoria se desarrolla de manera muy similar en las dos islas a lo largo del Calcolítico (edad del cobre) y el Bronce antiguo. A partir de aquí las dos islas entran en la época de la Cultura Talayótica, que tiene las similitudes lógicas en dos islas vecinas, pero que presenta rasgos bastante diferentes.
Los monumentos están separados en dos grandes grupos: los de Mallorca y los de Menorca. Deberás escoger primero una de las dos islas en el menú de la izquierda (Mallorca o Menorca), entonces te aparecerá abajo un menú con los distintos tipos de monumentos que se encuentran en esa isla. Los distintos monumentos vienen representados por los siguientes iconos y colores:
Sepulcros megalíticos, tambien llamados dólmenes. | |
Cuevas artificiales de enterramiento, tambien llamdas hipogeos, tanto las pretalayóticas como las talayóticas. | |
Habitaciones naviformes, también llamadas navetiformes o navetas de habitación. | |
Navetas, de uso funerario, que sólo existen en Menorca. | |
Talayots de planta circular (Mallorca y Menorca) o elíptica (sólo en Menorca). | |
Talayots cuadrados, que sólo existen en Mallorca. | |
Círculos o casas talayóticas, exclusivas de Menorca. | |
Murallas, poblados, centros ceremoniales,y conjuntos de construcciones en general. | |
Necrópolis construidas, sólo en Mallorca. Las necrópolis de cuevas están en la sección de cuevas artificiales. | |
Santuarios talayóticos, exclusivos de Mallorca. | |
Taulas, que son los santuarios talayóticos exclusivos de Menorca. | |
Otros monumentos. Monumentos que, por difíciles de clasificar, o por poco habituales, no pueden tener una sección exclusiva en este web. |
Cronología
Para dar un repaso rápido a la cronología de estas culturas, ayúdate con el gráfico que se muestra aquí:Hacia el 1900 AC, aparecen algunos ejemplos de dólmenes (estructuras de enterramientos colectivos), parecidos a los del sur de Francia y la costa nordeste de España, tanto en Mallorca como en Menorca. Todavía no hay suficiente información sobre si este nuevo tipo arquitectónico corresponde a la llegada de nuevas gentes, al igual que tampoco se sabe si este hecho coincidió en el tiempo con la introducción de la cerámica campaniforme. Mientras tanto, es posible que las primeras cuevas de enterramiento artificiales, de planta sencilla, también pertenezcan a esta época. | Dolmen de Ses Roques Llises, Alaior, Menorca. |
Habitación naviforme de Alemany, en Calviá, Mallorca. Interior de una cueva artificial de enterramiento (o hipogeo) en Cala Sant Vicenç. | Todavía en los primeros siglos del segundo milenio AC llega la Edad del Bronce. Esto implica contactos sistemáticos con el exterior pues, para obtener esta aleación, se necesita añadir estaño al cobre, y el estaño no existe en las islas. A estas alturas, ya se dominan algunas técnicas constructivas con piedra, por lo que algunas de sus construcciones han llegado a nuestros días. Se trata de las habitaciones naviformes, también llamadas navetiformes o navetas de habitación, presentes tanto en Mallorca como en Menorca. En cambio, los enterramientos se hacen de varias formas: reaprovechando los dólmenes construidos con anterioridad, aprovechando cuevas naturales, o excavando cuevas artificiales en la roca. Algunas de las cuevas artificiales tienen una forma sencilla, más o menos circular, pero empiezan a aparecer unas de planta alargada, con antecámaras, camarines laterales, etc., de gran complejidad y perfección. Nunca después, ni siquiera durante la cultura talayótica, se volverán a excavar cuevas tan perfectas. |
Al final del segundo milenio AC aparecen síntomas de una gran crisis en toda la sociedad, posiblemente debida al progresivo empobrecimiento de las tierras, cultivadas a base de quemar bosques, y sin conocimientos técnicos para su regeneración, como el arado. Esto lleva a la generalización de la ganadería, lo que conlleva una reducción de la productividad alimentaria del territorio. La sociedad del Bronce Antiguo, organizada en torno a núcleos familiares independientes, entra en crisis y evoluciona hacia una sociedad donde priman las jerarquías, y donde los jefes de los clanes mandan construir monumentos que suponen grandes esfuerzos comunitarios. Se empieza a vislumbrar lo que será la cultura talayótica (en sus inicios se le llama prototalayótica). Aparecen algunos monumentos turriformes, como los túmulos escalonados, en ocasiones construidos encima de antiguos naviformes. Pero aquí empiezan las diferencias entre las dos islas: en Menorca aparecen las magníficas navetas de enterramiento, parecidas a las de habitación, pero su construcción, utilizando exclusivamente piedra, resulta más monumental que las de habitación, que solían ir techadas con ramaje y barro. |
El magnífico talayot de Torellonet Vell, Menorca. Talayot cuadrado en Capocorb Vell, Mallorca | A principios del primer milenio AC cobra auge la cultura talayótica, con su enorme riqueza monumental. En sus inicios, se corresponde con la época del Bronce Final. Los túmulos escalonados empiezan a dar paso a un número enorme de talayots (más de quinientos repartidos entre las dos islas), que son construcciones en forma de torre, construidas con piedras de gran tamaño. Las diferencias constructivas entre Mallorca y Menorca se incrementan: en Menorca, los talayots suelen ser circulares u ovalados, macizos o huecos, mientras que en Mallorca, más pequeños, los hay circulares y cuadrados, y siempre con cámara en su interior. Es el apogeo de la cultura talayótica. Cambia el patrón de asentamiento, y los nuevos poblados se empiezan a construir en lugares con clara intención estratégica de dominio de un territorio. A menudo, los propios talayots hacen de marcadores de "fronteras" entre territorios de distintos poblados. En Mallorca, encontramos a veces varios talayots agrupados formando centros ceremoniales o de función comunitaria, donde también puede haber santuarios, túmulos, y otras construcciones. |
Más adelante, algunos de los poblados son protegidos con murallas (la mayoría en Mallorca y unos pocos en Menorca), también construidas a base de grandes piedras. A menudo el perímetro de las murallas aprovecha los talayots para ahorrar unos metros de muralla, dando el aspecto a éstos de torres defensivas. Empieza la edad del hierro en las islas, y la sociedad púnica (fenicios y luego cartagineses) se instala en las islas Pitiusas (Ibiza y Formentera), ejerciendo actividades colonizadoras en las Gimnesias (Mallorca y Menorca). Las costumbres funerarias son muy variadas: en Mallorca aparece la necrópolis de Son Real, posiblemente para enterrar a jefes de distintos clanes, pero también se practican enterramientos en cuevas artificiales excavadas en barrancos, o en cuevas naturales. En Menorca también se excavan cuevas en los barrancos, formando grandes necrópolis, y también se utilizan cuevas naturales. | Entrada al poblado talayótico de Ses Païsses, Artá, Mallorca. Necrópolis de cuevas de Cala Morell, Menorca. |
Las excavaciones más recientes empiezan a vislumbrar un nuevo cambio, hacia mediados del primer milenio AC, entre la sociedad talayótica y la postalayótica. Ya no se construyen más talayots, y amplias zonas de los poblados aparecen quemadas, abandonadas, y reutilizadas posteriormente. Es posible que sea en esta época cuando aparecen las taulas en Menorca (aunque situadas en santuarios ya existentes con anterioridad). En Mallorca también proliferan los santuarios, y muchos se parecen a los de Menorca por su planta en forma de herradura, pero sin el monumento central en forma de mesa que da nombre a las taulas. Como mucho, algunos de los santuarios tienen una gran columna central o bien unas cuantas distribuidas regularmente por su interior. |
Las casas talayóticas menorquinas (llamadas "círculos") alcanzan gran perfección, con su distribución circular alrededor de un patio central, y abundantes columnas monolíticas en su interior. A menudo son tan abundantes que se adosan unos círculos a otros, formando una especie de cadena de casas. Proliferan los enterramientos en cal, aunque en ninguna de las dos islas se deja tampoco la costumbre de utilizar también cuevas, o antiguas necrópolis talayóticas, como la de Son Real.En los últimos siglos del milenio, los púnicos (Cartagineses) reclutan honderos de las islas para sus guerras contra Roma, las llamadas "Guerras Púnicas". La influencia de los grandes imperios clásicos (sobre todo la cultura grecorromana) se deja notar en la cultura de los Baleares. Finalmente, en el 123 AC, El Imperio Romano se anexiona las islas, incorporándolas así a la historia escrita del Mediterráneo occidental. | Casa talayótica (o círculo) de Biniparratx Petit, en el aeropuerto de Menorca. La gran necrópolis construida de Son Real, en Mallorca se utilizó desde tiempos talayóticos hasta romanos. |
Ahora debes escoger la isla cuyos monumentos desees ver primero: Mallorca o Menorca.(Si no ves el menú vertical de la izquierda, pincha aquí para ir a la página de inicio de este sitio web: www.talayots.es )
|
Categorias
| Cronología de la Prehistoria Balear
Existe una serie de arqueólogos que defienden la llegada del hombre a Mallorca mucho antes que lo sugerido por el Doctor Waldren. La teoría no deja de ser interesante, pero el problema se da en que esta afirmación se basa en un sólo hallazgo, empañado por su poca fiabilidad a la hora de establecer una cronología de los materiales encontrados en él. Además, las dos fechas de Radiocarbono que este yacimiento ofrece, fueron obtenidas con métodos antiguos; en estos momentos, sabemos que, si se realiza la calibración de estas fechas se obtiene una cifra cercana al 5500 a.C., paralela a la que consideramos como correcta. En fin, tal vez en un futuro no muy lejano podamos hablar de la llegada de seres humanos a las Baleares mucho antes de lo que suponíamos. La tabla que presento a continuación se basa en estas revisiones de la división pentapartita:
Creo que esta línea temporal tiene demasiados errores, especialmente confía en exceso en las dataciones de C14, sin observar detenidamente el contexto. La división cronológica es bastante interesante ya que plantea nuevas ideas pero, al respecto, pienso que en estos momentos, y tal como está la investigación, deberíamos de seguir una cronología más reciente y innovadora. Esta cronología corresponde principalmente al Doctor Vicente Llull y consiste en una nueva división de la Prehistoria Balear en base a una revisión de fechas de radiocarbono y de especial estudio de los contextos replanteando ubicaciones de contextos arqueológicos, dando aires nuevos a la investigación.
Por último, el año 2000 a visto salir a la luz un nuevo estudio en forma de monográfico: "Colonización humana en ambientes insulares. Interacción con el medio y adaptación cultural". En este estudio ha intervenido un equipo de la Universitat de les Illes Balears, dirigido por el Dr. Víctor M. Guerrero, que propone otra periodización para los primeros milenios de la prehistoria balear.
Articulos relacionados:
|
La historia de Mallorca comienza con una serie de misterios sin resolver, con una cultura cuyos talayots, unas torres vigía de piedra que siguen intrigando a los arqueólogos, son una de las pocas señales de su presencia en la isla. El pueblo talayótico, famoso por su capacidad guerrera, fueron los temidos mercenarios de los grandes ejércitos fenicios de la Antigüedad, y su feroz reputación les garantizó el poder de la isla hasta la llegada de los romanos en el s. II a.C. La Mallorca romana era un puesto avanzado del Imperio de importancia estratégica que permaneció en gran medida en paz hasta que los vándalos la arrasaron en el 426 d.C. Un siglo más tarde, la cedieron a los bizantinos, pero fueron los ejércitos musulmanes los que llevaron el bienestar y la convivencia religiosa a la isla, que gobernaron durante más de 300 años desde principios del s. IX.
En 1229 Jaime I tomó la isla, que estuvo en manos cristianas (generalmente catalanas) desde entonces, aunque eso no garantizase necesariamente la paz. La victoria triunfante de Jaime I pronto desencadenó una serie de disputas entre sus herederos. Durante los siglos posteriores, la vida era bastante dura para la población rural de Mallorca, que estaba a merced de propietarios absentistas, expuesta a la pobreza y a las pestes, y que se sublevaba en rebeliones tan valientes como inútiles cada vez que la miseria absoluta se hacía insoportable. Sin tener culpa alguna, Mallorca también se vio azotada por los vientos de cambio que soplaron desde la España peninsular, con cuestiones tan magnas como la sucesión real o tan lamentables como la devastadora guerra civil española.
Tras la guerra, especialmente a partir de los años sesenta, Mallorca fue totalmente transformada por el turismo de masas, que sacó a la isla de varios siglos de hastío provinciano para impulsarla a un cosmopolitismo de nuevos ricos un tanto forzado.
Contenidos
El período talayótico
Las Baleares se separaron de la España continental hace ocho millones de años. La fauna autóctona vivió en espléndido aislamiento hasta hace nueve mil o diez mil años, cuando los primeros pueblos mesolíticos llegaron de la península Ibérica en rudimentarias naves.
Las primeras huellas de la presencia humana en la isla datan de hacia el 7200 a.C. En los seis mil años siguientes su población estuvo formada por distintos grupos o tribus de cazadores recolectores que vivían principalmente en cuevas y otros refugios naturales. Hacia el 2000 a.C. se empezaron a construir monumentos funerarios megalíticos.
Se produjo un profundo cambio hacia el 1200 a.C., cuando la población de Mallorca y Menorca se vio arrollada por la llegada de tribus guerreras que venían probablemente de Asia Menor. Hoy se las conoce como pueblo talayótico debido a las construcciones y pueblos que dejaron tras de sí. Los talaiots son su distintivo para la posteridad. Estas edificaciones de piedra circulares, y a veces de base cuadrada o en forma de casco de barco, dan testimonio de una sociedad organizada y jerárquica. Los más comunes eran los talaiots circulares, que alcanzaban los 6 m de altura y tenían dos plantas. ¿Eran un símbolo del poder de los jefes locales o su lugar de enterramiento? ¿Servían de almacén o como defensa? ¿Eran lugares religiosos? Había al menos doscientos poblados talayóticos en la isla. En ellos se han encontrado restos de cerámica sencilla, junto con artefactos de bronce (espadas, hachas y collares).
En la Antigüedad, Mallorca y Menorca eran conocidas como las Islas Gimnesias. El nombre deriva de una palabra que significa “desnudo” (al parecer, algunos isleños no se cubrían demasiado). Se cree que la sociedad talayótica estaba dividida en una élite gobernante, una amplia clase marginada dedicada a la agricultura de subsistencia y los esclavos. Se desconoce si poseían un lenguaje escrito.
El contacto con el mundo exterior llegó a través de los comerciantes griegos y fenicios. Los cartagineses quisieron introducirse en Mallorca, sin conseguirlo. Lo que sí hicieron fue enrolar a mallorquines como mercenarios. Los baleares eran muy diestros en el manejo de la honda, y se dice que aprendían a usarla con precisión letal desde la infancia. Los honderos mallorquines y menorquines (foners en catalán) se llamaban a sí mismos “baleares”, término cuya posible raíz griega tiene el significado de “lanzar”; así sus islas empezaron a conocerse como Baleares. Adquirieron renombre como mercenarios y en los ejércitos cartagineses lanzaban descargas de proyectiles ovales de entre 4 y 6 cm sobre el enemigo antes de la intervención de la infantería. También portaban dagas o espadas cortas para el combate cuerpo a cuerpo, aunque apenas llevaban protección. Estaban con los cartagineses cuando estos vencieron a los griegos en Sicilia en el s. V a.C. y posteriormente en las Guerras Púnicas contra Roma.
Romanos, vándalos y bizantinos
El cónsul romano Quinto Cecilio Metelo desembarcó en Mallorca en 123 a.C., probablemente en el sur, cerca de la Platja des Trenc. Iba precavido y sabía que los honderos isleños podían hundir sus naves lanzándoles pesadas piedras a la línea de flotación. Puso en práctica una idea novedosa y de hecho inventó los primeros navíos acorazados, empleando gruesas pieles y cueros. Atónitos ante su incapacidad de infligir un daño serio, los guerreros mallorquines huyeron al interior ante el avance de los soldados romanos. En dos años la isla estaba pacificada.
Metelo mandó traer tres mil repobladores de la Iberia peninsular y fundó dos campamentos militares, trazados con el habitual esquema romano de dos vías principales perpendiculares entre sí (el decumanus y el cardus maximus). Con el nombre de Palmeria o Palma y Pol·lèntia, pronto fueron las principales poblaciones de Mallorca. La más importante de las dos era Pol·lèntia, hábilmente situada entre las bahías de Pollença y Alcúdia.
Pol·lèntia se embelleció con magníficos edificios, templos, un teatro y otras construcciones. Como testimonio, allí están las ruinas romanas más significativas de la isla. En esa época, algunos ciudadanos romanos optaron por la vida rural y se construyeron grandiosas villas en el campo. No se conserva ninguna, pero resulta tentador considerarlas como las antecesoras de las alqueries (alquerías) árabes y de las possessions (fincas rurales) mallorquinas.
La población indígena fue adoptando lentamente la lengua y las costumbres romanas, aunque siguió viviendo en sus propios poblados. Plinio el Viejo escribió que el vino de Mallorca era tan bueno como el de Italia, y también se apreciaban el trigo y los caracoles de la isla.
El cristianismo ya había llegado a la isla en el s. IV d.C., según indican restos arqueológicos como las ruinas de la basílica paleocristiana del s. V en Son Peretó. Por entonces se avecinaban tiempos revueltos, que comenzaron cuando los bárbaros atacaron el Imperio romano. En 426 las Baleares sufrieron el saqueo de los vándalos, tribu germana del este que entró a saco en los territorios de Roma. Cuarenta años más tarde, tras haber penetrado en España para establecerse en el norte de África, los vándalos regresaron para conquistar las islas. Su presencia allí duró hasta que el emperador bizantino Justiniano decidió reconstruir el Imperio romano. Su infatigable general Belisario los derrotó en el norte de África en 533 y tomó las Baleares un año después. Tras la muerte de Justiniano en el 565, el control bizantino de los territorios del Mediterráneo occidental se debilitó rápidamente. Cuando los musulmanes barrieron el norte de África en los albores del s. VIII, las islas Baleares eran un enclave cristiano independiente.
Los siglos de los musulmanes
En 902 la mala mar obligó a Isam al-Jaulani, noble árabe de al-Ándalus (la España musulmana), a refugiarse en el puerto de Palma. Durante su estancia llegó a la conclusión de que la ciudad podía y debía ser tomada, junto con toda Mallorca y el resto de las Baleares, para incorporarla al Califato de Córdoba. De vuelta a Córdoba, el califa Abdallah le encomendó esa misión y Al-Jaulani regresó con un equipo de reconocimiento en el 902 o 903.
Palma cayó rápidamente y Al-Jaulani fue nombrado valí (gobernador) de lo que los árabes llamaron las Islas orientales de al-Ándalus. Sin embargo, tuvo que vérselas con los focos de resistencia de las guerrillas cristianas durante ocho años. Cuando murió en el 913, ya había pacificado las islas y empezado la expansión y mejora de la única ciudad del archipiélago, ahora llamada Medina Mayurka (Ciudad de Mallorca).
Los musulmanes dividieron la isla en 12 distritos y el siguiente siglo fue de esplendor para Mallorca. Introdujeron avanzados sistemas de regadío y con ellos prosperaron las alqueries (alquerías). Medina Mayurka se convirtió en una de las ciudades más cosmopolitas de Europa. A finales del s. XII contaba con 35 000 habitantes, poniéndose a la par de Barcelona y Londres. El al-qasr o alcázar (Palau de l’Almudaina) se construyó sobre un fuerte romano y la gran mezquita, en el lugar que hoy ocupa la catedral. Al levantarse la muralla que rodeaba el nuevo barrio de Rabad al-Jadid (más o menos Es Puig de Sant Pere), la ciudad alcanzó la extensión que mantendría hasta finales del s. XIX. Era una típica ciudad musulmana medieval, una medina como Marrakech o Fez. De ese laberinto quedan pocas callejuelas, ahora llamadas estrets (estrechos). Medina Mayurka mantenía muy buenas relaciones con el resto del mundo musulmán en el Mediterráneo occidental, aunque en el 1075 los emires (príncipes) de las Islas orientales eran independientes de la jurisdicción peninsular.
Los sucesores de Al-Jaulani dedicaron mucha energía a la piratería, que a principios del s. XII era la principal fuente de ingresos de las islas, aunque tales actividades encolerizaron a las potencias mercantiles cristianas. En 1114, una escuadra de 500 naves con 65 000 soldados pisanos y catalanes desembarcó en Mallorca e inició una sangrienta campaña. En abril del año siguiente entraban en Medina Mayurka. Agotados tras diez meses de lucha, abandonaron la isla cargados con el botín, prisioneros y esclavos cristianos liberados al recibir noticia de que una escuadra musulmana de apoyo había zarpado del norte de África.
En 1116 Mallorca entró en una nueva época cuando en la España peninsular tomaron el poder los almorávides, tribu bereber de Marruecos. Las Baleares alcanzaron nuevas cimas de prosperidad, sobre todo bajo el valí Isaac, que gobernó entre 1152 y 1185. En 1203, Mallorca cayó en poder de los almohades, que habían tomado el control de al-Ándalus.
Estas luchas intestinas entre facciones musulmanas no podían pasar desapercibidas en la España cristiana, donde la Reconquista había tomado un nuevo ímpetu tras la derrota aplastante de los almohades en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212). En 1250 los cristianos reconquistarían Valencia, Extremadura, Córdoba y Sevilla, y expulsarían a los últimos musulmanes de Portugal. En ese contexto no sorprende que se urdiera un plan para reconquistar también las Baleares, sobre todo cuando Mallorca seguía siendo una importante base de la piratería que dificultaba seriamente el comercio marítimo cristiano.
Jaime I el Conquistador
El 5 de septiembre de 1229, una escuadra de 155 navíos con 1500 soldados de caballería y 15 000 de infantería a bordo zarpaba de los puertos catalanes de Barcelona, Tarragona y Salou rumbo a Mallorca. Jaime I de Aragón (1208-1276), que entonces tenía veintiún años y más tarde sería llamado el Conquistador, se comprometió a tomar las Baleares y acabar con su piratería. Desembarcó en Santa Ponça y, tras dos rápidas escaramuzas, marchó sobre Medina Mayurka para sitiarla. El 31 de diciembre los cristianos quebraron las defensas de la ciudad y la saquearon sin piedad. En los meses siguientes Jaime I persiguió a las tropas enemigas por la isla, sin hallar gran resistencia.
Una vez completada la conquista de Mallorca, Jaime I repartió la isla entre sus lugartenientes y aliados. Alqueries, rafals (aldeas) y pueblos pasaron a manos de sus nuevos senyors (señores). Muchos sitios cambiaron de nombre, aunque un buen número lo mantuvo. Son vestigios árabes los topónimos que empiezan con Bini (hijo de). Muchos tomaron el nombre de su nuevo señor, precedido por la partícula son o sa que indica propiedad, cuya traducción libre sería “que es de…”. Jaime I registró el reparto del botín en su Llibre del Repartiment.
Las prioridades de Jaime I eran un rápido programa de construcción de iglesias, la cristianización de la población insular y el envío de repobladores procedentes de Cataluña, en su mayoría de los alrededores de Girona. Durante el siglo siguiente a la conquista, Ciutat (ciudad) acogía al grueso de la población de la isla. La Part Forana (parte foránea, de fuera de Ciutat) se dividió en 14 distritos, aunque todo el poder se concentraba en Ciutat. Por debajo del rey, el gobierno del día a día era desempeñado por seis jurats o magistrados.
Los repobladores catalanes cristianos impusieron su religión, lengua y costumbres en la isla, y la mayor parte de la población musulmana fue esclavizada. A los musulmanes que no huyeron ni quisieron resignarse a su suerte solo les quedó una salida: abjurar del islam. Fueron también malos tiempos para los judíos.
En la Part Forana las alquerías acabaron llamándose possessions y constituyeron la pieza clave de la economía agraria en la que se basaría la economía de la isla. Los senyors, en su mayoría absentistas, arrendaban sus possessions a los líderes locales; estos campesinos gozaban de buena posición y solían ser fieles a la nobleza. Los amos empleaban a missatges (mano de obra permanente) y jornalers (jornaleros), trabajadores que en ambos casos solían vivir al borde de la miseria. Los pequeños propietarios luchaban por sobrevivir, pero a menudo perdían sus tierras y acababan convirtiéndose en jornalers.
A la muerte de Jaime I en 1276, sus territorios fueron repartidos entre sus dos hijos varones, Jaime II y Pedro II. En los años posteriores, Mallorca fue pasando de las manos de uno a las del otro, una situación que se extendió durante el mandato de sus herederos. En 1349, el anteriormente independiente Reino de Mallorca fue incluido en la Corona de Aragón, aunque conservó un alto grado de autonomía.
Mallorca, y sobre todo Palma, siguió una trayectoria muy similar a la de Barcelona, sede catalana de la Corona de Aragón e importante centro mercantil. A mediados del s. XV ambas se contaban entre las ciudades más prósperas del Mediterráneo, a pesar de reveses como las epidemias de peste. Palma tenía nada menos que 35 consulados y representantes comerciales diseminados por el Mediterráneo. El gremio de los mercaderes contaba con una flota mercante de 400 naves y su bolsa medieval, Sa Llotja, era un animado centro de contratación mercantil.
No todo era de color de rosa. En la Part Forana los jornaleros vivían al borde de la inanición: en 1374 las cosechas fueron tan malas que la gente caía muerta en las calles. Frecuentes revueltas localizadas eran reprimidas sin piedad por el ejército, como la que estalló en 1391; ese mismo año menestrales y payeses asaltaron la judería o Call de Ciutat. Para las clases dominantes fue mucho peor la revuelta de la Germanía, integrada por los menestrales de la ciudad, en 1521; su causa principal fueron los agobiantes tributos impuestos a las clases más bajas. El virrey tuvo que huir de Mallorca, por entonces ya incorporada a la España del emperador Carlos V. En octubre de 1522, Carlos V envió a sus soldados, que no lograron recuperar el control hasta marzo del siguiente año.
En esa época la estrella comercial de Mallorca había declinado y la costa sufría constantes ataques de piratas berberiscos. Dan fe de ello las atalayas construidas por toda la isla, algunas todavía en pie. De esos tiempos datan algunas de las fiestas tradicionales más pintorescas de Mallorca, como la de Moros i Cristians en Pollença y Es Firó en Sóller. Con el declive de España a partir del s. XVII, Mallorca cayó en el olvido provinciano. Su apoyo a los Habsburgo en la Guerra de Sucesión (1703-1715) a la corona española no le granjeó las simpatías del rey vencedor, Felipe V de Borbón. En 1716 este abolió todos los privilegios de la isla y acabó con su autonomía.
Mallorca en la guerra civil
En los ss. XVIII y XIX Mallorca corrió la misma suerte que el resto de España. Los mayores acontecimientos de las primeras décadas del s. XX fueron la demolición de la mayor parte de las murallas de Palma y su rápida expansión urbana. La política nacional también afectaba a la vida mallorquina y en la isla las elecciones generales de 1931 tuvieron un resultado sin precedentes. Los republicanos y los socialistas obtuvieron juntos una mayoría absoluta en Palma, al igual que en Madrid. La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) ganó las elecciones nacionales en 1933, y en 1934 todos las alcaldes mallorquines de izquierdas habían sido despedidos. Volvieron a sus alcaldías llenos de euforia tras la arrolladora victoria de la izquierda en las elecciones de 1936.
El alzamiento contra el Gobierno republicano liderado por el general Francisco Franco en julio de 1936 no encontró mucha resistencia en Mallorca. Militares rebeldes y militantes de derecha de la Falange irrumpieron en la Cort (ayuntamiento) el 19 de julio de 1936 y arrestaron al alcalde de izquierdas, Emili Darder (ejecutado junto con otros políticos en febrero de 1937). Luego ocuparon rápidamente puntos estratégicos de Palma prácticamente sin disparar un tiro. Las poblaciones de la Part Forana opusieron más resistencia, que fue sangrientamente aplastada. A mediados de agosto, Mallorca se llenó de batallones italianos y aviones de guerra enviados por el dictador Benito Mussolini, aliado de Franco. La isla se convirtió en la principal base de las operaciones aéreas italianas, y de ella salieron los aviones que bombardearon Barcelona con creciente intensidad a medida que avanzaba la guerra civil.
El 9 de agosto de 1936, y al parecer sin la aprobación del mando central, tropas republicanas catalano-valencianas retomaron Ibiza y desembarcaron en Porto Cristo el día 16. Quedaron tan desconcertados ante la falta de resistencia que no aprovecharon el factor sorpresa. El contraataque de los nacionales empezó el 3 de septiembre, con apoyo de la aviación italiana, e hizo retroceder a los mal equipados invasores hasta el mar. Poco después, los republicanos abandonaron también Ibiza y Formentera. Menorca fue la única de las Baleares que se mantuvo fiel a la República durante toda la guerra.
Con la victoria de Franco en 1939, la vida en Mallorca no fue muy diferente a la de la España peninsular. El racionamiento se estableció en 1940 y se mantuvo hasta 1952. De los nueve alcaldes que tuvo la ciudad entre 1936 y 1976, cuatro fueron militares y el resto, conservadores.
La época del 'boom'
En 1950, el primer vuelo chárter a Mallorca aterrizó en una pequeña pista. Nadie podía imaginarse lo que eso implicaba. En 1955 ya había una docena de hoteles en el centro de Palma y otros tantos al borde del mar en Cala Major.
En los años sesenta y setenta, el despegue del turismo masivo provocó una verdadera revolución urbana. Como resultado de una política deliberada del Gobierno Franco para fomentar el turismo en las zonas costeras, se construyeron sin apenas control edificios de gran altura que bordeaban la bahía en ambas direcciones y que más tarde se extendieron a otras playas. Muchos de los hoteles más espantosos de la época se han cerrado o reciclado como bloques de apartamentos u oficinas.
Según algunos cálculos, en la actualidad, los isleños gozan del mejor nivel de vida de España, pero el 80% de su economía depende del turismo. Esto ha favorecido el urbanismo salvaje en la isla y provoca habituales ataques de ansiedad cada vez que la temporada no alcanza las expectativas. El término “balearización” se acuñó para ilustrar la destrucción sin sentido del principal recurso de la zona: su bello litoral.
Comentarios
Publicar un comentario